La isla de Avatar se puede considerar como uno de los últimos reductos para los seres demoníacos que habitaban estas tierras. Es la casa del demonio. Los volcanes la hacen el mejor hogar para ellos, ya que como sabéis adoran el olor a azufre y el calor de la piedra fundida.
El Guardia Real Boando pensó que construir un solido muro de piedra a la salida de la casa de los demonios seria la mejor forma de controlar y matar las bestias. Pero por intervención del concilio de magos, se abrió una pequeña brecha en dicho muro para enviar una pequeña unidad de exploración que tardo muy poco en volver. Los demonios se habían reproducido, les habíamos dado tiempo a organizar sus defensas ya que no sufrían el continuo látigo de los exploradores y valientes que no dudaban en bajar a sus profundidades a eliminar a los demonios mayores que se encontraban.
¡Ahora el problema de Hythloth se ha convertido en un infierno autentico!