En las ciudades gobernadas por el Orden, los guardias patrullan de un lado a otro. Sus ciudadanos se sienten seguros porque saben que el ejército del Rey Arnold les protegerá de todo mal.
Pero ahora, algunos no se sienten a salvo.

Un viejo capitán retirado, cuyo padre sirvió al Alto Rey Eómines en la Campaña de la Guerra de las Espadas, murió la otra noche. El hombre, de avanzada edad, sufrió un infarto al corazón. Lo encontraron sentado en un su casa, sentado en una silla, enfrente de una mesa, leyendo una carta que le había llegado. La carta tenía grabado un dibujo, un emblema, el de una calavera con serpientes. No se sabe mucho sobre lo que decía la carta, pero sí el nombre de quien la firmó. Niclaus Alcainus.

Todos mencionan ahora este nombre. Los más jóvenes no saben quien es, pero los más ancianos que conocen la verdad, tiemblan al escuchar este nombre. No busquéis en las bibliotecas o en los libros porque no hay nada sobre él. Tan sólo hay unos pocos documentos sobre este General y la mayoría están bajo llave. Pero su nombre no sólo ha desatado el miedo entre el pueblo, sino también su historia.

Niclaus Alcainus, un General que obtuvo fama y gloria en la Campaña de la Guerra de las Espadas, donde acabó con muchos seguidores del Caos. Era el General del batallón que tenía como nombre el Azote de los Muertos. Su unidad más peligrosa eran los Caballeros Oscuros, que hacían temblar tanto el suelo como el corazón del más valiente cuando realizaban una carga. Fama, gloria, honor y riquezas fue lo que obtuvo a cambio el Azote de los Muertos por salir victoriosos en infinidad de batallas contra el Caos. Sin embargo, fue esto lo que le hizo revelarse contra el Alto Rey Eómines.
Cuando acabó La Guerra de las Espadas, el Alto Rey Eómines decidió unificar a los Barones y establecer la paz y el orden en todas las ciudades. Niclaus Alcainus no podía permitirlo. Él vivía para la guerra y si estas desaparecían, entonces su fama y su gloria desaparecerían. Así que se reveló contra el Alto Rey Eómines.
Reunió a sus hombres y a otros tantos que le eran fieles y se preparó para la guerra contra el Rey. Fue un rival difícil y apunto estuvo de acabar con los planes del Alto Rey cuando hizo un ataque sorpresa a las afueras de Britain. Pero no contó con que los Barones estaban a favor del Rey Eómines y habían mandado refuerzos a la capital con tal de protegerle. Las fuerzas de Niclaus Alcainus eran muy inferiores a las del ejército real, que ahora contaba con los refuerzos de los Barones.

Los pocos seguidores de Alcainus que quedaron con vida se retiraron. Cayó en combate cuando varios soldados del orden atravesaron su cuerpo con sus espadas. Sin embargo, cuando la batalla había terminado y se estaban recogiendo los cuerpos de los caídos, no se encontró el cadáver de Niclaus Alcainus. No se le dio por desaparecido porque fueron muchos los testigos que vieron como moría y otros pocos que afirmaron haberle atravesado con su espadas. Los hombres del General Alcainus se rindieron al no tener un líder que les guiara. La mayoría fueron torturados o encerrados en las más mugrientas y apestosas mazmorras. Muchos han muerto, pero unos cuántos siguen con vida. Y los que quedaron en libertad o ya cumplieron su condena, son los que ahora relatan su historia.