Buenas, allá voy con mi relato para el concurso. Personaje: Doctor Zhivago.
"Este año había sido especialmente distinto a los demás. Me senté frente a mi viejo escritorio, y saqué uno de los tomos donde hacía balance de cómo habían ido las ventas en la ciudad de Cove. Vivimos en tiempos oscuros, no cabe duda. Pero no era el bajo flujo de oro lo que más me apenaba.
Este año he visto a compañeros colgar sus armas: desmontar toda una vida de dedicación por Sosaria, y cargarla a duras penas en un carruaje para partir a una tierra mejor. "Pagan mucho más" - decían algunos. "Estoy ya demasiado viejo para estas cosas" - gruñían otros. Las explicaciones eran en cada caso muy diferentes, pero tenían todas un común denominador: el brillo de sus ojos, se había apagado.
En estas fechas, tras hacer cuentas, solía celebrar las fiestas con mis compañeros de batalla. Todos teníamos deberes y responsabilidades, pero lográbamos encontrar un momento en el que cabalgar juntos por Sosaria y reunirnos de nuevo junto al fuego, recordando los viejos tiempos, buenos y malos. Pero esta Navidad era distinta, era como si-"
Toc, toc.
El tiempo se paró. Levanté la mirada hacia el portón. Aún con la pluma en la mano, me levanté, dudoso de quién o qué pudiera estar al otro lado. No esperaba a nadie, realmente.
-¡Abre! ¡Me estoy congelando!
Reconocí la voz al instante. Se trataba de Xiaoyu, mi viejo amigo. Mi semblante cambió al instante y me apresuré en abrir.
-¿Pero qué haces aquí? ¡Pensé que dejaste estas frías tierras de una vez!- le dije mientras le dejaba pasar al Castillo.
-¡Y así lo hice! Pero tenía asuntos que atender y me acordé en pasar a saludar.-me dijo, mientras se frotaba las manos y miraba alrededor- Tienes esto hecho un asco, Boris. Es un desorden absoluto, y cada vez acumulas más chatarra.
Se acercó al fuego y se quitó los guantes. Eché un vistazo a mis escritos, y pensé: "Da igual, ya seguiré." Siempre hay tiempo de lamentos, de mirar al pasado y añorar lo que fue y pudo seguir siendo. Pero era el momento de disfrutar de la compañía de mi amigo. Saqué algo de comer y lo puse a calentar en el fuego.
Tal vez era Navidad, tal vez no. Realmente, llevo días en los que no sé ni en qué año nos encontramos. Pero una cosa tengo segura:
Se sintió como tal.