Me llamas desde el otro lado del mundo.
- Si, llegué,
- ….
- si, sí. Estoy bien. No cayó el avión – sonrío
- ….
Cuelgas y a mí me late el corazón. Me hace gracia que después de tanto tiempo me preguntes como una madre angustiada. Solo eso queda, solo una llamada en cada viaje, olvido de ese amor que nació en primavera y que como la flor no llega al invierno.
Me dices que cada primavera me recuerdas y yo te creo porque yo sí que te recuerdo. No te recuerdo como eres ahora sino como eras entonces. Estás parada en mi memoria. No tengo valor para pedirte que no me llames que ya no te amo. Ya no estoy junto a tí y ya no hay más primaveras porque tu recuerdo heló mi corazón. No sueño con verte, no sueño con olerte. Ya no hay más primaveras en mi salón. Las noches de amor con el Tiber son solo una llamada rescoldo del amor. Y yo no puedo decirte que no me llames que ya no hay primavera… Si tu no me llamarás no habría ya más tardes de bochorno insomne en mi lecho de recuerdo y yo no se si podría vivir sin la primavera en mi salón. Pero llamas, como cada Mayo puntual como el sol.
Y como cada año con tu llamada vuelvo a tí medio dormida pidiendo en esta será la última primavera del corazón y que sea la primera de la razón. Y como siempre me esperas como cada año en la puerta de mi recuerdo… Tres días de primavera, tres días de color, tres días de amor… y no vuelve mi razón. Y me miras y te veo y te oigo y te veo y te veo… Te hablo por no oírte, te miro por no verte pero te veo. Y te cuento del trabajo y me cuentas de la última ópera y del último soneto y no me cuentas del último viajero del que enamoraste pero lo leo y te veo. Y te cuento del último viaje y me miras y me ves y yo no te hablo de él porque se que estás celosa como la loba que eres. Me besas para que calle y callo y te miro y te veo…
Y recorremos el Trastevere y sus calles guardan ya miles de pisadas nuestras. Pisadas inertes, muertas antes de nacer que siempre llevan a otra primavera. Piazzeta Mastai, 9:30 en el banco. Busco el banco en el que una vez me cantaste con la brisa del río pero ya no está. Las calles eternas cambian, pero de nuevo es primavera. Me sonríes como la última vez, como la vez anterior a la última…
******(Sigue)
Autor: Granada Giménez