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Tema: El manto de la sombra

  1. #1

    Fecha de ingreso
    July-2007
    Mensajes
    4
    Reputacion: 10
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    0

    El manto de la sombra

    Es de noche, la sombra me ampara, noto el corazon latiendo a toda prisa, una fina capa de sudor recubre mi cara. Me recuerdo a mi mismo que debo estar tranquilo, el viejo pies de bailarina aun no ha jugado su ultima baza.

    Me agacho en el borde superior de la barandilla, flexiono las piernas al maximo, calculo mentalmente la distancia que me separa de la cornisa, es un salto entre diez, tiene que salir bien, salto...

    El salto se ha quedado corto, noto el dolor en los dedos al aferrarme al borde de la cornisa, el golpe en el pecho es brutal, me deja sin respiracion, los oidos me pitan y la cabeza me da vueltas. Mi propia voz resuena potente dentro de mi cabeza. Dice "aguanta, no te sueltes, el viejo pies de bailarina aun no es comida para los peces".

    Instintivamente alargo la pierna derecha hacia el costado, palpo la pared levemente con la punta del pie en busca de un hueco, encuentro un punto de apoyo, lo utilizo. Subo a la cornisa, la cabeza aun me da vueltas, estoy a punto de vomitar por el esfuerzo, creo que me he roto una costilla. Comienza a llover, es una lluvia fina pero constante, suficiente para hacerme resbalar.

    Recupero el aliento poco a poco, estoy seguro, no me ha visto ninguno de los guardias que patrullan tres metros mas abajo, han ido a por sus capotes para el agua. Miro por la ventana, alli esta, en un expositor de cristal, brillando en la oscuridad, es azul y refulge, lo miro extasiado durante un segundo, el ojo de un draco.

    Tanteo los bordes de la ventana con cuidado, maldicion, el guante de la mano derecha comienza a echar humo, es una trampa de acido. Me quito el guante apresuradamente y lo dejo caer a mis pies en silencio mientras lo veo deshacerse. Tengo las puntas de los dedos enrojecidas, nada grave.

    Con mi daga hiendo la madera de la ventana en el extremo donde ha saltado la trampa, saco una pequeña daga y voy haciendo una osca en el marco del cristal, con la habilidad de un cirujano retiro el pequeño cristal del tamaño de una naranja, lo meto en mi bolsa. El viejo pies de bailarina aun no ha perdido el toque.

    Extraigo un pequeño gancho metalico atado a una fina cuerda de seda, lo descuelgo por el hueco y como el pescador esforzado desplazo el pestillo metalico de la ventana, sin hacer ruido, fundiendose con el fondo. Recojo el sedal, abro la ventana de abajo hacia arriba.

    Ahi esta, solo un metro me separa de el, examino el suelo desde la ventana aprovechando el fulgor de la gema, en apariencia todo es normal, con cuidado dejo caer un pequeño saco lleno de arena que apenas hace ruido, observo, no sucede nada. Con mucho cuidado me descuelgo de la ventana hacia la sala, apoyo primero la punta del pie, casi sin cargar peso, no sucede nada, espero, me dejo caer agachado, entonces lo veo.

    Es solo un punto en la pared de enfrente, pero he visto suficientes para saber lo que son, si fallo en el siguiente movimiento tendre un nuevo ombligo en la garganta aunque no podre apreciar su belleza mientras me retuerzo de dolor por el veneno.

    Ruedo hacia la derecha y hacia adelante, choco con el mueble que contiene la vitrina, noto el dolor en el hombro por el golpe, al menos hoy no sere pasto de las ratas. Miro la posicion de la pared donde estaba, un hermoso pincho la decora, el roseton negro a su alrededor me recuerda la aviesa intencion del dardo. Esto me recuerda mi propia aviesa intencion, me tumbo debajo del mueble y con la daga me dedico a hacer un hermoso agujero, la nueva tendencia en decoracion del hogar.

    Meto la mano, lo cojo, lo meto a la bolsa, la habitacion queda en penumbra. Hora de salir. Me arrastro hasta la pared de la ventana, me levanto con cuidado, me agarro al borde de la ventana, subo. Estoy enfadado, el guante era realmente caro.

    Saco mi estilete, voy a dejar la firma, veo mi papel para firmar... va caminando con paso lento y pesado, embutido en una cota de malla, armado con lanza y escudo. Si piensa que eso le va a salvar esta muy equivocado. Me agazapo en la ventana con el estilete en una mano y la daga en la otra, es dificil, un salto entre diez, tiene que salir bien, salto... el viejo pies de bailarina aun no esta muerto.
    Última edición por Cronista; 31-Jul-2007 a las 00:20

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