Eldran se despertó con un dolor de cabeza terrible, ese brebaje de la taberna de Skara Brae era puro veneno, tras intentar incorporarse repetidas veces en vano, decidió ceder al sueño que se apoderaba de él de nuevo. Se despertó con un ardor insoportable en en el estómago, se incorporó de medio lado y vomitó lo que parecía ser una bola de pelos. ¡Rayos! - pensó - la comida también era asquerosa... ¿cómo era el nombre de aquel antro cerca del puerto... Pepe Sardino?. Decidió que no importaba, la cuestión era saber donde se encontraba ahora.
Con un rapido vistazo examinó sus alrededores, solo para darse cuenta de que no veia nada más allá de dos palmos, la oscuridad era intensa, solo alcanzaba a ver el tronco de un viejo arbol retorcido por el tiempo, y no se oía allí más sonido que el de su propia respiración y el de algunos animales arrastrandose.
Tras incorporarse y con la cabeza dandole vueltas todavía, se apoyó en el arbol, estaba frío. Bien - pensó - ¿que has hecho esta vez Eldran de Cove?, no será algo peor que cuando emborrache al caballo del alcalde con belladona y se lo di de comer al dragon de Covetous y se paso tres dias dando tumbos por las minas espantando a los mineros... o cuando solte el kraken en medio de la boda del gran mago de Britain... uf, casi termino siendo una rana, aunque fue muy gracioso ver al gran mago con las barbas llenas de tentaculos.
Mientras estaba distraido en estos pensamientos notó una desagradable sensación que le recorría el pie y al agacharse para mirar vió algo que lo dejó helado... era una mano huesuda seguida por un huesudo brazo de un asqueroso esqueleto carcomido, ¡y se movia!, con un gran grito salió corriendo en cualquier dirección y tras tropezar dos veces y caer al suelo, alcanzó a chocar con algo metalicó parecido a una verja, rebuscó nerviosamente y encontró un pestillo, lo abrió y salió a toda prisa como alma que lleva el diablo, atravesó un girón de niebla y ¡bam!, se hizo la luz.
El dolor era cegador e intenso, le ardían los ojos y cayó al suelo desorientado y nervioso, poco a poco el dolor fué remitiendo y se encontró con que estaba en un hermoso camino, en un lugar campestre, se incorporó despacio y miró hacia atras, había un letrero de madera con unas letras enormes que decía "CEMENTERIO DE JHELOM. CIERRE LA PUERTA AL ENTRAR." Wops, ¿cementerio de Jhelom?, entonces unas imagenes difusas le vinieron a la mente, algo sobre una enana barbuda y una competición de beber... no se que brebaje... algo con ¿madera magica?, ¡por dios!, eso excedía todo lo humanamente aceptable, iba a estar meando de colorines una semana.
Mientras intentaba recordar, una cara esqueletica surgió de la niebla, - ¡vaya! - pensó - los esqueletos se están escapando del cementerio, bueno, esto va a ser divertido, yo por mi parte no pienso quedarme aquí para ver como van a comer a casa de sus familias - Rebuscó rápidamente en su bolsa, sacó una piedra, la frotó con nerviosismo mientras gritaba "A CASA!" y desapareció en un banco de niebla...