Bueno voy a poner mi primer hilo aquí. Voy a poneros uno de mis relatos cortos.
Y cae la noche....
"Cual olvido de las hadas mientras el sol bosteza, y cae la noche...."
No hay grito que calme, ni rosa de los vientos.
Tampoco voz amiga, ni nausea.
Con las llemas pulidas de arrastrar mis manos por la pared, intentando palpar y sentir algo que no sea aspero. Una losa pulida y fria hubiese sido suficiente, para calmar este ruido, que aún en silencio me tortura.
Tic, tac....
Tic, tac.........
Tic, Tac............
boom, boom
¿..? ¿Qué es eso? ¡Ah sí! es el corazón, ni me di cuenta del sonido que hace al latir, ¿Y tú? ¿le prestas atención?
Tan tranquilo, tan pausado....
boom, boom
Te da la vida, y te la anula. Mierda.... ahora caigo en la cuenta de que es otro "Tic, Tac..." Intento no hacerle caso, pero cuando soledad te seduce, un odio orquídeo se relame los labios para volver a recordarte el "Tic, Tac...." Y es que el problema de que mi sombra baile una balada que yo no cordino, hace que ni yo mismo me de cuenta de que presto demasiada atención a sonidos repelentes, sonidos que no llevan a ningun lado.
Y entonces un vals hace de banda sonora, para lo que en la comisura de mis labios gesticula lo que sin darme cuenta, desconozco.
Algo semejante a un romance entre el ocaso y las montañas, que entre nebulosas fantasiosas hacen de lo imposible, posible. Dibujando formas y contornos en la habitación del pánico que yo mismo llamo "Planeta Tierra".
La banda sonora se hace cada vez mas fuerte, la comisura se estira, tengo hasta la sensación de que me desgarra la mejilla. ¿Qué será? ¿ésta sensacíon, que a la vez que ingoro su complejidad me hace sentir tan nolstárgico?
Mis pies empiezan a danzar y la sombra me acompaña.
Me distraigo un segundo del paisaje tan efímero, y empiezo a preocuparme por mi baile.
La sombra me mira. Y me pregunta.
- ¿Quien eres?
- ¿Yo? Taan Haku. ¿Quien eres tú?
Le contesto directa y firmamente.
- No quiero hablar sobre mi, si no me caerá la responsabilidad de mis palabras, prefiero hablar sobre tí y sacarte la sangre y así poder pertecer a tus pulsaciones.
No la respondí.
Me limito a observarla durante un rato, y como el pincel que devora el lienzo. En su cara se le dibujo una expresión de satisfación y tranquilidad que me irritó.
- ¿Lo vés?
Me dijo jubiloso.
-¿El qué?
- El amanecer. Ha terminado y no lo has visto.
La rabia me inunda, una sensación parecida a la salitre en la piel, que poco a poco se convierte en pena y decepción. Al rato en inseguridad, la inseguridad en culpa. La culpa me absorbe durante un letargo y poco simpático. La orquesta desaparece, el vacio vuelve.
Tic, Tac.....