Tras muchas horas de viaje bajo la luz de la luna llena, logre encontrar un pequeño claro sin agua estancada por la larga noche tormentosa, me dispuse a establecer mi campamento por unos dias en el, el agotamiento se habia apoderado de mi mente y por primera vez en muchos años decidi descansar sin tomar las precauciones necesarias.

Tras lo que me parecieron horas de sueño me desperto un gran estruendo, deduci que mi mente me traicionaba y que apenas habian pasado unos minutos desde que logre conciliar el sueño que tanto necesitaba. Ante tal alboroto saque mi espada de debajo de la manta y me puse de espaldas al fuego, fuese lo que fuese lo que generaba aquel enorme estruendo, se acercaba rapidamente hacia mi.

Tras mirar a mi alrededor agudizando mis sentidos en unos pocos segundos deduje que el origen de los ruidos se acercaba por el este, invoque la sabiduria en batalla de los Defensores de Eomines, esperando que si el ser que se acercaba fuese un enemigo, decidiese eludir el combate, pues como es habitual en mis exploraciones en el bosque viajo ligero, sin armadura para evitar las molestias que genera el bosque y poder avanzar rapida y sigilosamente.

La luna llena iluminaba la copa de los arboles, siempre he sentido un gran aprecio por tal astro, ya que me ha salvado de multiples peligros en la oscuridad de la noche, pero esta vez me provoco panico.

Entre las copas de los arboles pude vislumbrar una cabeza alta, gigantesca en proporcion a cualquier ser, coronada con un gran yelmo, un gigante se acercaba presurosamente hacia mi hoguera, no fui precavido, debi haberla apagado al acostarme, por un momento la idea de ocultarme cruzo por mi mente, pero era demasiado tarde, el gigante puso el pie en el claro, apartando los arboles de ambos lados con sus largos brazos irrumpio pesadamente en lo que hacia breves minutos era mi refugio nocturno.

Como era habitual en los gigantes, iba ataviado con una armadura metalica, muchas veces habia combatido con ellos, y aunque siempre habian sido un fiero rival, casi imposible, siempre habia salido victorioso del combate. Pero ahora la situacion era diferente, mi escudo era de madera, mi espada de simple acero y mi unica proteccion era una tunica.

Por un momento el gigante parecio sorprendido, en principio pense que no esperaria que alguien le plantase cara, pero cuando en su cara se dibujo una amplia sonrisa deduje que su mofa procedia del hecho de ver a rival tan insignificantemente preparado para el combate.

Rapidamente se abalanzo hacia mi, lanzando su enorme puño cerrado de arriba a abajo como un mazo de cincuenta kilos de peso y con el poder de un pesadilla, por suerte esquive el golpe rodando hacia mi costado derecho. Pero una vez mas el gigante lanzo el otro puño en mi busqueda, apenas habia podido recuperarme del primer golpe cuando su puño golpeo mi escudo de madera y lo hizo añicos, mi brazo izquierdo quedo totalmente paralizado por el golpe, asi pues quede indefenso, pendiente de mi agilidad y mi brazo derecho sujetando mi fiel espada.


Viendome el gigante arrodillado con el brazo izquierdo toalmente paralizado se decidio a pisotearme, alzo el enorme pie izquierdo y se dispuso a convertirme en una masa de carne, huesos y sangre. Por suerte pude alzar mi espada, la cual se clavo en la planta del pie, el vil ser no ceso en su intento de pisotearme y continuo forzando su ataque, con lo cual mi espada quedo apoyada en el suelo por el asidero y clavada a su pie por la punta, provocando que esta se hundiese profundamente en este, atravesandolo.

Mi precaria defensa hizo soltar un gran alarido al gigante, el cual tras estar breves segundos maldiciendome y agarrandose el pie con ambas manos perdio el equilibro y cayo estrepitosamente al suelo.

Era mi unica oportunidad, desenfunde mi daga y me abalance sobre su cuello, en uno breves segundos le acuchille el cuello varias veces, acuciado por la alarmante situacion y vislumbrando mi unica oportunidad de victoria.

Tras comenzar a salir sangre a borbotones de las heridas que le acometi en el cuello, el gigante me aparto de encima de su cuello de un simple manotazo.

Pense que mi pecho iba a explotar ante tal fuerza, por un momento perdi el sentido de la orientacion, vi como el claro se movia rapidamente, pero estaba equivocado, el que se movia era yo, a una velocidad trepidante.

Mis pobres huesos acabaron chocando contra un arbol, en aquel momento, breves segundos antes de perder el conocimiento, pense que aquel maldito ser me habia roto el espinazo antes de morir.


Recuerdo haber estado inconsciente, oir el canto de los pajaros, el susurro de las hojas de los arboles y notar en mi cara los rayos del sol de invierno. Pero no logre recobrar el conocimiento hasta varios dias despues.

Me levante sobresaltado y al instante intente incorporarme para asegurarme de que el gigante estaba totalmente derrotado, pero no pude hacerlo, un dolor terrible recorrio mi cuerpo y apenas me levante un palmo.

Pero la confusion me rodeo al levantar la vista, estaba en una tienda, tumbado en un humilde catre, tapado con uan roida manta, mire mi pecho y estaba vendado, por el olor deduje que alguien me habia aplicado algun unguento medicinal. Recorri la sencilla tienda de campaña y logre dar con mis efectos personales, estaban cuidadosamente ordenados, mi manta doblada, mi espada enfundada y mi mochila perfectamente cerrada y por los bultos deduje que con todas mis posesiones.

Intente incorporarme y salir por la puerta para lograr deducir en que lugar me encontraba, pero el dolor me lo impidio, asi que simplemente me tumbe y espere a que aquella persona que se ocupo de mis cuidados volviese y pudiese explicarme donde me encontraba.

Paso una larga hora mientras comtemplaba la ruinosa techumbre de la tienda, humilde y sin apenas comodidades, tras la cual entro por la puerta una hermosa doncella, al instante me di cuenta de que era una muchacha gitana, lo cual me alarmo, al instante sabia donde me encontraba, en el campamento gitano de Minoc, notorio lugar frecuentado por asesinos, maleantes, ladrones y contrabandistas.

Pero mi cuerpo no pudo responder a la amenaza que presentaba ante mi tal situacion, y al instante la amplia sonrisa de la muchacha, que en un principio pense que consistia en pura villania, demostro ser una muestra de afecto.

Me tranquilizo rapidamente apoyando sus manos en mis hombros y obligandome a posar mi espalda en el lecho. Me explico rapidamente que algunos hombres de su campamento habian expulsado al gigante del campamento y que estaban dandole caza en el bosque. Se arrepintieron de que su presa me intentase dar muerte por su acecho, pero en cuanto llegaron al claro y contemplaron el panorama se hicieron cargo de mi y de mis pertenencias, llevandome hasta su campamento y curando mis heridas.

La muchacha pregunto por mi identidad, aunque al principio estuve reaccio temiendo que me tomaran como rehen en mi situacion acabe revelandosela, a lo cual ella me contesto que todos estarian muy orgullosos de darme cobijo en su campamento.

Asi pues comence mi andadura con los gitanos del campamento al sur de Minoc, conociendolos y intentando comprender como toleraban su situacion al margen de la ley.....