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Tema: Tempus Fugit

  1. #1
    Avatar de BorisGrushenko
    Fecha de ingreso
    August-2008
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    554
    Reputacion: 4
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    0

    Tempus Fugit

    II CERTAMEN CIUDAD DE MOONGLOW DE LITERATURA
    BORIS GRUSHENKO

    “TEMPUS FUGIT”

    ACTO I: La monotonía

    NARRADOR: Comienza la obra con una habitación de hospital, desolada. Un hombre de avanzada edad permanece tumbado sobre su cama. De repente, aparece un enfermero.
    ENFERMERO: (mientras acomoda la silla y coloca bien una almohada) Buenos días, Milos, ¿qué tal has dormido?
    MILOS: Pues bien, normal, como siempre. ¿Qué día es hoy?
    ENFERMERO: (sonriendo) Sábado amigo, hoy es sábado.
    NARRADOR: El enfermero le ayuda a sentarse en una silla de ruedas, y lo acompaña fuera.
    NARRADOR: Entran en un parque, lleno de flores y con una gran fuente en el centro. Hay mesas en las que hay más ancianos sentados, jugando, hablando. El enfermero acerca a Milos al borde de la fuente, y le da una bolsa con migajas de pan.
    ENFERMERO: Volveré sobre las 14:00, amigo. Que pases una buena mañana.
    MILOS: Sí, sí, adiós, adiós.
    NARRADOR: Saca de la bolsa un puñado de migas, y las deja caer sobre el borde de la fuente, en plena piedra. Algunas palomas empiezan a comerlas, bajo la impasible mirada del anciano.
    MUJER: Qué, no hay nada que hacer, ¿no?
    NARRADOR: Una mujer, en silla de ruedas también, se acerca a Milos, sonriendo. Su pelo es blanco, como la nieve. Sus ojos negros como dos luceros, y su piel, aún gastada por el paso de los años, parece aún mantener la pasión que antaño tuvo.
    MILOS: Nada que hacer, ¿qué iba a estar haciendo sino? ¿Y quién eres tú?
    ELLEN: (mirando a su alrededor) Me llamo Ellen, sólo llevo aquí un par de días. Es la primera vez que me traen aquí, me siento como si fuera nueva en un colegio.
    NARRADOR: Cerrando la bolsa, lentamente se da la vuelta y mira a la mujer. Se han cruzado sus miradas. Milos le sonríe, y se coloca a su lado.
    MILOS: (con un tono burlón) Esto no es ningún colegio. Es la antesala al final, aquí se acaba todo. Cuando te traen aquí, significa que ya no importas. Significa que ya no sirves. Que eres una carga para tu familia. Dar de comer a las palomas es una de las pocas cosas que hacen que pase el tiempo lo antes posible.
    ELLEN: No creo que este lugar produzca todo eso, es simplemente su consecuencia.
    NARRADOR: En ese justo momento, llega el enfermero. Milos está mirándola extrañado, parece que le ha sorprendido.
    ENFERMERO: ¿Ya os conocéis? Milos, te presento a Ellen, y Ellen, te presento a Milos.
    MILOS: (con una sonrisa falsa, como queriendo que se fuera pronto) Si, si. Ya nos conocemos, gracias.
    NARRADOR: El enfermero se va, sonriendo.
    MILOS: (interesado) ¿Cómo que este lugar en su consecuencia? ¿A qué te refieres?
    ELLEN: Pues que este sitio es igual que otro cualquiera. Lo que verdaderamente importa, es lo que tengas en tu cabeza.
    MILOS: Esa mentalidad es muy bonita. Suele pasarle a todo el que llega, y a la semana, maldice el día en que entró. Además, ¿qué mentalidad crees que puede tener alguien como yo, o como tú, que no podemos ni valernos por nosotros mismos?
    ELLEN: Dime una cosa, si te murieras ahora mismo, en este preciso instante, si dejaras de vivir… ¿estarías satisfecho con tu vida?
    MILOS: (duda un instante) Sí, creo que sí. He vivido bien. He viajado mucho. He conocido grandes personas, he amado y he sido amado. He visto a mi hijo crecer, y lo quiero con toda mi alma. Sí, sin duda, claro que he vivido bien.
    ELLEN: Hay gente que muere sin poder hacer esa reflexión, que la muerte les coge de improviso y no tienen ni tiempo para prepararse.
    NARRADOR: Milos enmudeció. Las palabras de Ellen le habían hecho sentir un escalofrío, había vuelto a sentir la sangre correr por sus venas. Lo había impresionado.
    MILOS: Hay gente sin embargo que muere sin pasar por esta agonía de pensar qué es lo que va a pasar. Y yo te lo digo, que no sé qué es lo que me va a pasar cuando deje este mundo. No sé si simplemente se apagarán las luces, o me despertaré en algún otro lugar, o es que no dejaré nunca de dormir.
    ELLEN: ¿Qué es lo que quieres, entonces?
    MILOS: Me hubiera gustado ser un ignorante. La ignorancia da la felicidad.
    ELLEN: (media sonrisa) Esa no es la vida que tú querías cuando eras joven. No debería ser la muerte que te correspondiera ahora.
    NARRADOR: El enfermero vuelve a aparecer. Milos ha vuelto a quedar callado. Otro enfermero aparece, y toma la silla de Ellen, llevándola fuera del parque.
    ENFERMERO: (colocándose detrás suya y llevando la silla) Vamos Milos, es la hora de comer.
    MILOS: (mirando cómo se aleja) Llévame con ella, Louis, ¿a dónde va?
    LOUIS: Va a comer al otro pabellón, Milos. Es de la zona B.
    MILOS: (sigue mirándola, pero la pierde entre la cola de gente que se aleja del parque) ¿Y cuándo la voy a volver a ver?
    LOUIS: Pues por las mañanas podrás volver a verla. No te preocupes hombre, que no se va a ir.
    NARRADOR: El resto del día, Milos no para de pensar en Ellen. La comida y los talleres, los ha hecho como ausente, pensando en otras cosas. No tiene en su cabeza nada excepto a la misteriosa mujer.

    ACTO II: El despertar

    NARRADOR: Ha amanecido. Milos está sentado, esperando a Louis para que lo lleve al parque, después de haber desayunado.
    LOUIS: ¡Vaya por Dios! ¿Qué es lo que pasa, que ya está usted preparado y todo? ¿Tiene prisa amigo?
    MILOS: (se le ve nervioso) Venga hombre, vamos rápido, donde siempre.
    NARRADOR: Louis y Milos llegan a la fuente, donde, efectivamente está la mujer, que lo ve venir de lejos, y sonríe. Louis los deja solos y se marcha.
    ELLEN: Buenos días, ¿cómo has dormido?
    MILOS: (sin ni siquiera saludarla) Bien, bien. He estado pensando en eso que me dijiste.
    ELLEN: (lo mira de reojo) ¿Y bien?
    MILOS: (habla ligero, como si estuviera deseando decir esto) Pues que nada. Sigo pensando lo mismo. La maldita razón, es la que tiene la culpa de todo. Si yo no razonara, si yo no me diera cuenta de las calamidades que pueblan el mundo, y de, sobre todo, de todo lo que dejo atrás, no temería. Pero por lo mismo que tú me preguntaste, tengo miedo. Estoy aterrorizado. Claro que he vivido bien. Pero por eso tengo miedo a la muerte, porque no quiero perder la vida.
    ELLEN: Te gustaría dejar de razonar, pero temes a lo único que es capaz de arrebatártela. Ni tú mismo sabes lo que quieres. Te comportas como un niño que no quiere aceptar el no poder hacer lo que quiere.
    MILOS: (con una mirada desconfiada) Dime… ¿a qué te has dedicado toda tu vida? ¿Eres psicóloga, o algo? ¿Abogado? Hablando contigo es como si hablara conmigo mismo, como si reflexionara.
    NARRADOR: La mujer empieza a mirar al cielo, y a soltar algunas migajas, al igual que Milos, a las palomas.
    ELLEN: (soltando las migajas) No, únicamente me considero una conocedora del ser humano. Me he dedicado toda la vida a criar a mi padre, y ha sido el Estado el que me ha metido aquí.
    MILOS: (interesado) Pensarás que es una locura, pero creo que eres la única persona que puede quitarme el terror que me maltrata. Todas las noches temo quedarme sin vida, y dejar de existir. Tengo un miedo inmenso a la muerte. ¿Qué es lo que puedo hacer, dónde está mi salida?
    NARRADOR: Las lágrimas dejan entreverse en los ojos de Milos. Se ha inclinado y busca el verdadero consuelo de Ellen.
    ELLEN: No temas a la muerte. No temas a que una historia se acabe. Has vivido mucho, y por fin has llegado al final del camino. No te desesperes, Milos. Lo que tenga que haber, es lo que habrá. No puedes cambiarlo. Vence al inconformismo por una vez, aléjalo de tu vida. Deja que el flujo de la vida te deje llevar….
    MILOS: (mirando a las palomas) Si pudiera volver atrás, sólo ser joven un momento…
    NARRADOR: Lágrimas caen por las mejillas de Milos, sin alterar sus facciones, ni su tono de voz.
    ELLEN: (tapándose con una pequeña manta) Tu juventud puedes llevártela contigo en el viaje que estás a punto de hacer, Milos. Sigues teniéndola contigo, la juventud nunca se pierde. Únicamente, dejamos de valorarla y permitimos que la sepulte el paso del tiempo.
    MILOS: Pero…
    NARRADOR: La mirada de Milos está perdida, mirando a Ellen. En su rostro puede leerse la desorientación, la confusión.
    ELLEN: Tómate tu tiempo para reflexionar sobre tu vida, Milos. Eso te calmará y te hará ver las cosas de otra forma.
    MILOS: (su tono de voz está temblando) ¿Reflexionar? Tengo 80 años, y ni recuerdo muchas de las cosas que me pasaron. ¿Crees que es justo que todo eso se pierda, crees que es justo que sólo recuerde momentos fugaces de mi vida? ¿Qué sentido tiene recordar un minuto de 10 años?
    ELLEN: Hay gente que vive toda una vida en un minuto, Milos.
    NARRADOR: Milos rompe a llorar.
    ELLEN: (consolándolo, tomando sus manos) No llores, Milos. Siéntete orgulloso. Cuando una puerta se cierra, se abren otras, por favor emprende tu viaje con esa mentalidad.
    NARRADOR: Milos deja de llorar, y sonríe. Sus ojos brillan por las lágrimas que tan ocultas tenía dentro de sí, y que Ellen le ha ayudado a sacar. La mujer le sonríe, consolándolo con su dulzura. El anciano, sonríe de verdad. Siente la paz.


    ACTO III: Final

    NARRADOR: La escena se corta, bruscamente y aparece Milos, muy pálido, tumbado en su cama, sin vida. Ha muerto. Un enfermero llega con un hombre, vestido de luto.
    ENFERMERO: (señalando la cama) Aquí es, señor.
    NARRADOR: El enfermero sale de la habitación. El otro hombre, toma la mano de Milos. Sus ojos están llorosos, y le tiembla el pulso.
    HIJO: Papá… Ha llegado el día. He pensado tantas veces que este momento iba a llegar… pero bueno. Y no sé ni qué decirte. Tuve la suerte de decirte te quiero cuando pude, cuando tú me oías. Sé que sabes que te quiero y que siempre te querré. Te voy a echar tanto de menos, papá.
    NARRADOR: El hombre se lleva la mano de su padre a su cara, mientras ahoga el llanto, para seguir despidiéndose.
    HIJO: (se le ve hundido) Nunca te voy a olvidar. Me has enseñado tanto. Te voy a llevar dentro de mí toda la vida, papá. Dios me ha castigado este día con tu pérdida, pero también me ha bendecido. Claire ya ha dado a luz, papá.
    NARRADOR: El hombre, saca de su chaqueta una foto.
    HIJO: (un poco más calmado). Es de hace unas pocas horas, papá. Es una niña, es igualita que su madre, y tiene tus ojos, papá. Es hermosa. Le he querido hacer una foto para poder traértela para que la veas. Es tu nieta, papá. Ya eres un abuelo en toda regla.
    NARRADOR: Pese a que aún tiene un tono de voz de llanto, una leve risa esconde la pena y le ayuda a seguir.
    HIJO: Se llama Ellen, papá. Y pienso ser para ella el mismo padre que fuiste tú para mí. Te quiero, papá.

    (FIN)

  2. #2
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    Respuesta: Tempus Fugit

    jejeje deberias acortar el numero de lineas entre ke se da la info de ke tiene un hijo y el final. Por que desde ke dice lo del hijo ya se sabe por donde van los tiros. Aun asi presuponiendo por donde irian lso tiros ma molao jejeje
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