Era una fria noche de invierno en la ciudad de Brittain, el rey dormia en su castillo y los noctambuelos rondaban la ciudad en busca de alguna ocasion para pasar el tiempo o ganar algunas monedas. Rondaban banqueros, aventureros, algun erudito y alguna que otra buscavidas por las calles sin mas preocupacion que la de intentar aguantar otro dia mas.
Pero fue esa fria noche cuando el cielo se envolvio en humo y la tierra ardia como simple paja seca, fue esa noche cuando los antiguos servidores del Principe Feldor, aspirante al trono por aquella epoca, no soñaban mas que envolver a su verdadero rey en glorias y victorias sin importar el coste. Los seguidores del caos, que hacian llamarse, habian empezado una serie de asedios al castillo que obligaban que las huestes de Arnold abandonaran el castillo por el fuego y para ayudar a sus ciudadanos indefensos, que gritaban entre las llamas.
Eran tiempos duros, tiempos donde la muerte era el pan de cada dia, eran tiempos que enseñan al mas tonto de los sabios a apreciar el regalo de la paz, o al menos a apreciar el no vivir envuelto en tal violencia. Eran tiempos en los que soldados de grandes clanes se alineaban con un Lord para intentar tomar el control de la capital, y de la totalidad de Sosaria. El ejercito de Jhelom y los Mensajeros De la Noche no son mas que ejemplos de clanes adversarios que se batian dia a dia por cada palmo de terreno, por cada hombre caido o por cada ascenso deseado.

Aun hoy, que los hermanos se han unidos bajo una misma bandera las hostilidades no han cesado realmente y cada hombre de los que vivio en esa epoca recuerda en el fondo de su corazon a que rey ha servido, sirve y servira.

Lord Feldor, os lo dedico.